sábado, julio 5

Macroficción en freestyle...

Desperté recostado en un gran jardín de nenúfares, con hipopótamos inmensos. A lo lejos la piedra gigante, como en la que Mufasa presentó a Simba en sociedad. Pero en vez de un león, hay un anciano, con los ojos tristes. Usa una túnica gris, y el cabello y las barbas muy largos. Se le nota cansado. Identifico la escena. Es un cuento de Poe. Decido recorrer las páginas caminando, y así paso a encontrarme con la cajita que contiene los dientes de Berenice, con el bufón emparedado que nunca probó el amontillado, el cadáver palpitante bajo las tablas, luego un escalofrío cuando escucho los horrendos chillidos del gato negro, la mujer cataléptica de apellido Usher, la calavera clavada en lo alto de una rama. Cuando llego a “El cuervo” decido quedarme a ver toda la trama. Es espeluznante. Cierro el libro y me maravillo con mi todavía sorprendente capacidad de tomar parte en la historia. Basta de leer, me voy a comprar boletos para el teatro, hace dos años que estoy esperando que la gira internacional de esta magnífica compañía llegue a mi ciudad, así que cuando veo el anuncio en la televisión, no lo pienso dos veces. No tenía dinero para comprarlos, pero afortunadamente he aprovechado mi paseo por las historias de Poe para robarme el escarabajo de oro. El joyero de mi pueblo me lo compra, aunque sabe que me roba. Ese escarabajo es de oro macizo y me lo paga como si le vendiera una roca bonita. Al fin y al cabo, después lo recuperaré, porque antes de reanudar la lectura tengo que regresarlo al lugar de la historia de donde lo tomé para no modificarla. A veces puedes tomar algo y no regresarlo. Algo poco importante, como un doblón de oro de un cofre, porque son tantos que nadie lo echará de menos. Pero el escarabajo, que representaba el mapa para encontrar el tesoro, tenía que devolverlo.

Compré los boletos después de casi siete horas de estar formado. La señorita me preguntó que cuantos quería y yo le dije que dos. Me los vendió mientras sonreía con sus labios pintados de rosa nacarado, se abrió la blusa, se puso a mi lado, y al oído me dijo unos recados. Salí corriendo de ahí e inmediatamente llamé a Carmen. Me dijo que no podría asistir, que tenía planes que no me incluían. –Tres veces te engañé- me dijo por el auricular. –Tres veces te engañé, Cienfuegos, la primera por enfrente, la segunda de a perrito, la tercera, éramos tres.- Me encogí de hombros, Carmen era cada vez más tonta. Se suponía que si sus relaciones eran clandestinas yo no tenía porqué enterarme y era ella misma la que venía y me las decía.
De cualquier modo, llamé a mi amigo el Roncho, resultó que su novia, posesiva y tonta, no le dio permiso de ir conmigo, así que hice lo que toda persona sensata hace cuando su novia y su amigo no están disponibles. Me fui sólo al lugar y ahí invité a algún adolescente sin boleto. Pronto estuvimos formados en la cola para entrar. Nos recibía un hombre gordo y de barba, con una gorra como de marino. Nos invitaba a pasar y nos deseaba buen viaje. Luego, cuando entramos, vi que en los boletos había impresos algunos números, y que en el lugar había una suerte de habitaciones numeradas. Supuse que correspondían a números de camarotes y los buscamos. Eran boletos baratos, así que los camarotes estaban en la tercera o cuarta cubierta del gran buque. Al adolescente que le regalé el otro boleto, hacía rato que lo había perdido de vista. Estaba tratando de abrir la puerta oxidada de mi habitación cuando pasaron dos tipos empujándose y riendo a carcajadas. Los reconocí, tras ellos, venía otro señor barbón. Lo detuve y le dije: -Oiga, ese que va ahí es Leonardo DiCaprio, ¿Verdad?- El hombre consultó una palm que traía en un bolsillo y me dijo: -No, se llama Jack Dawson, es pasajero de la tercera clase, igual que usted, señor… Cienfuegos…-
Sonreí y le dije al barbón: -No, usted no entiende. Jack Dawson es un personaje y el actor que lo interpreta es Leonardo DiCaprio, su amigo se llama Fabrizzio, el personaje… el actor no se como se llame.-
-Está usted loco.-
Los jóvenes venían de regreso de su camarote rumbo a la cubierta. Al pasar, el barbón les saludo…
-Que tal Jack, hola Fabrizzio…-
-Buen día Capitán…- le contestaron al unísono.
-¿Estoy en el Titanic?...- pregunté tratando de imaginar como me había metido en esta broma de mal gusto.
-Obviamente, señor.-
-No es posible, el Titanic se hundió en 1912 o 1923, yo que sé…. Y compré boletos en una tienda de discos, y en el auditorio nacional no hay un puerto porque ni siquiera hay una puta playa cerca, ¿Cómo coño acabé arriba del Titanic?-
-Jajaja, que cosas tan graciosas dice, señor. Estamos en pleno 2008. Le invito, mejor, a que disfrute del show nocturno en el casino del barco. Etiqueta rigurosa.-
-¿Cómo etiqueta rigurosa? No traigo equipaje, no sabía que me iba a subir en un puto barco. Obviamente no tengo equipaje, señor.-
-El joven que venía con usted traía muchas maletas, supuse que cargaría las de ambos.-
Me entró una enorme inquietud para estar en la función del casino de esa noche, algo me decía que ahí podría encontrar un atisbo que explicara mi situación. Así que se convirtió en una especie de obsesión encontrar al chamaco que ahora, tontamente, estaba convencido traía algunas de mis maletas, cosa por demás absurda porque yo no traía maletas y al mocoso lo encontré en las puertas del auditorio con las manos vacías, sin haberlo visto nunca con anterioridad. Pero si, demonios, había zarpado en un barco desde un lugar sin costa, mucho menos puerto, pudiera ser que el muchacho trajera dentro de su equipaje (muy probablemente inexistente) un smoking de mi talla, con el que podría entrar al prime time de esa noche.
Subí a las cubiertas, y ahí me puse a pensar en mi pronóstico sombrío. Me acordé del señor Uruchurtu, veracruzano y único pasajero mexicano en aquél fatídico abril. El señor Uruchurtu viajaba en primera clase, y mientras esperaba turno para subir a uno de los botes salvavidas, le autorizaron el abordaje. Iba a subir al bote pensando en su familia que le esperaban en Xalapa, cuando escuchó a una tal Elizabeth Ramell (obviamente gringa) quien gimoteaba que su esposo y niño pequeño le esperaban en Nueva York. Uruchurtu cedió su lugar en el bote a Ramell, quien después confesaría no tener esposo ni hijos.
De pronto encontré al muchacho que buscaba paseando una recua de perros encopetados.
-¡Oye!- Le grité.- Necesito que me des mi equipaje, para la función de esta noche.- El muchacho, que ahora era un emo (cosa que no era antes de abordar) me mira, tan apáticamente como cualquier adolescente de este siglo XXI puede mirar.
-No sé de que me hablas.- Atina a decir finalmente.
A punto de lanzármele encima a golpes, recapacito y pienso que tiene razón, que yo nunca tuve una maleta, que nunca se la di al chico, que si el llevaba maletas, obviamente serían las propias, y que el muchacho abordó junto conmigo y no llevaba nada consigo. Además, probablemente este emo paseaperros ni siquiera era el mismo al que le regalé el boleto antes de abordar.
-Oí que necesitas un traje de gala.-
Escuché una vocecilla a mis pies. Miré hacia abajo, y sólo vi un ratón que pasaba corriendo entre mis pies. Alcé la vista y vi al tal Jack Dawson que platicaba con una señora regordeta muy emperifollada, recordé el episodio de la película y pensé que tal vez la señora podría ayudarme. Me acerqué y le planteé mi situación.
-Señora ricachona, estoy como metido en una fábula de Esopo, siento que debo asistir al espectáculo nocturno porque ahí se aclarará mi situación pero necesito un smoking, un frac o tal vez un simple traje de saco cruzado de tres botones, (tipo Príncipe de Gales, nunca Príncipe de Asturias, que ese no es un estilo de vestir, sino una condecoración española) sé que usted le va a prestar ropa de su hijo a Leonardo… ehm, Jack… y quería ver si usted podría…-
-Jojojo…- rió la gorda enjoyada. -¿Y que tú te crees? ¿Que soy sastrería?, lo siento mi amor, pero hoy te lo voy a decir, hace mucho que no traigo trajes para dos. Sólo tengo ropas para uno.- De repente la rolliza mujer pegó tremendo grito y trató inútilmente de subirse a un camastro.
Nuevamente el ratón corría por el piso.
Regresé al camarote, estaba sentado en mi catre, cuando el ratón apareció otra vez, aunque ahora se detuvo frente a mí y chilló algo como si me hablara. De inmediato salieron cientos de ratas asquerosas de todas partes, de adentro del colchón, del retrete, de las paredes. Una parvada de gaviotas y albatros entró por la claraboya, (no confundir con Clarabella, la vaca que gusta del sexo interracial, ya que fornica con Horacio, que es un caballo. Aunque pensándolo bien, sería sexo interracial si Horacio fuera un toro cebú, un charoláis o un suizo; o en todo caso, Clarabella fuera una yegua percherona, azteca o cuarto de milla, porque siendo Clarabella vaca y Horacio caballo, sería mejor expresarlo como sexo interespecial, y nada tendría que ver con la sonda Pathfinder o el transbordador Discovery) y me levantaron del catre entre graznidos y gorjeos. Inmediatamente, con las cortinas y las sábanas mugrosas del catre confeccionaron un frac, que sobra decir, estaba bien pinche feo, corriente y de mal gusto.
-No mamen- Dije, al tiempo que pisoteaba algunas de las ratas repugnantes. Los pajarracos huyeron en tropel, y cuando la última alimaña se hubo escapado, tocaron a la puerta del camarote. Me asomé, y era un mayordomo muy estirado.
-Su traje, señor.-
-¿Alfred?-
-A sus órdenes, señor-
-¿Eres Alfred, el de…? ¿Qué haces aquí?-
-Con permiso, señor. El joven Díaz me espera.-
Me rasqué la cabeza confundido. El traje me quedaba perfecto, y estuve puntual en la función de media noche.
Era una obra fastuosa, de gran producción, inspirada en los espectáculos que se presentaban en los burdeles franceses de los años cuarentas. Incluso anunciaron que el guión era de Tolouse Leguizamo, y que tenía una pequeña participación en la obra interpretando el papel de la cítara encantada. Según el panfleto de introducción, la obra iba de una bella cortesana, interpretada por una actriz llamada Satine, que no podía decidir entre el amor del maharajá y su novio, un vulgar escritor. Pronto reconocí esa trama, Al final, Satine está muriendo, tosigosa entre los brazos del escritor amor de su vida, cuando cae el telón. Los pasajeros del barco aplauden enardecidos. La actuación de Satine es genial. Tuve extrañas sensaciones de deja vú. Me exalté y empecé a gritar: -¿Que les pasa? ¿Por qué aplauden? ¿No ven que esa pobre mujer ha muerto de verdad?- Los guardias del lugar me piden que me calme. Nicole Kidman y Ewan McGregor salen tomados de la mano de detrás del telón para agradecer al público. Ahora recuerdo, eso era una ficción dentro de otra ficción. Todo es tan confuso.
El capitán (que antes era un gordito caucásico, y ahora era un alto hombre musulmán de barba negra y turbante azul y sobre el turbante un gorrito turco y sobre el gorrito turco un solideo de cardenal y sobre el solideo un pasamontañas con una cresta roja como el del vocalista de Café Tacvba) me pide que me controle, y que me recluya en mi camarote. Si me ve rondando por ahí, me mandará arrestar. De cualquier modo, me las arreglo para salir a dar un paseo. En la cubierta descubro ahora a un hombre que ya no sé si es Johnny Depp o Jack Sparrow, junto con Peter Pan, Rodrigo de Triana y los hermanos Pinzón, luego más allá anda Ferdinando de Magallanes explicándole a un tal señor Darwin la ruta que tomaremos para rodear el continente y llegar a las Galápagos, donde hay tortugas tan grandes, que su concha puede usarse como caldera, y por la otra borda, algunos marinos que he visto antes en el acorazado Potemkin.
La verdad es que me cuesta trabajo entender que es lo que está pasando, es más, ni siquiera sé si está pasando, si ya pasó, o si va a pasar. Y a veces yo soy el protagonista, y vivo la historia en primera persona, como si estuviera jugando Doom, y otras soy el simple narrador y puedo verme interactuar y escucho, además de mis conversaciones, mi voz en off contando mis pensamientos, o haciendo descripciones inútiles.
Cienfuegos se escondía tras los mástiles. Porque aunque había abordado un buque, ahora navegaba en una carabela. Se asomó por la borda y distinguió el coracle, aquél botecillo en el que el grumete Jim Hawkings había escapado de John Long Silver. Los argonautas canturreaban canciones mientras bebían cerveza e ignoraban el canto encantador (valga la cacofonía que no la redundancia) de las sirenas. Al identificar al caballero Trelawney y al Dr. Livesey, Cienfuegos se percató de que la nave no era una carabela, tal vez estuviese navegando en la mismísima goleta “La Hispaniola”.
Estaba tratando de encontrar el rótulo que le daba nombre a la embarcación, pues con esa tripulación tan heterogénea no podía deducir en que puto barco se encontraba. De pronto, un estremecimiento del navío casi lo hace precipitarse de cabeza al agua. Se incorporó asustado justo a tiempo para ver emerger en la superficie la abultada cabeza albina de un cachalote. Su morro estaba lleno de cicatrices (o sea el hocico de la ballena, que Cienfuegos no tenía morros todavía, y el día que los tuviera, trataría de no tenerlos llenos de cicatrices, tal vez una descalabrada o dos), seguramente producto de batallas interminables con el espantoso kraken que vive en el fondo del océano. La ballena asestó otro golpe en el costado de la nave, que crujió un poco, pero no mostró señales de daño. Los marinos corrieron a ver al cetáceo encolerizado que propinaba coletazos incansables al barco. Se divertían viendo al animal frustrado. Esta nave era más resistente que las ideadas por Dickens. Pero como la curiosidad es inmensa, y bajo ella se cobija la infinita estupidez, ningún marino quedó en el puesto vigía. En menos de dos minutos, colisionaron con un gigantesco iceberg, que hizo volar sobre las cubiertas una fina lluvia de hielo molido.
Fue cuestión de cuatro horas. La zozobra transcurrió sin más novedades que los gritos y los pataleos. Cienfuegos logró asirse a unas prótesis de silicona que algún cirujano transportaba. Las tetas falsas lo mantuvieron a flote. La ballena blanca se daba un festín con los náufragos. Nuestro héroe empezaba a cantar victoria al ver que Moby Dick (hablamos del cachalote, nunca del pene de ese genio de la música electrónica) se alejaba en dirección opuesta a donde el se encontraba. Es más, casi iba a soltar una carcajada, cuando a sus espaldas, emergió una gigantesca ballena azul, (balaenoptera musculus) que lo engulló sin pizca de malicia, pensando el más grande de los mamíferos, que Cienfuegos era parte del combo que incluye el nutritivo plancton.
Me deslicé por la lengua de la ballena, que seguramente se llamaba Josefina, cómo si lo hiciera por algún tobogán de Tepetongo o Chimulco, pasé por debajo de su campanilla y aferrado a las chichis de plástico, viajé hasta su estómago, en donde, contra toda lógica (como si la lógica hubiera regido los últimos momentos) estaban, ajenos al bajísimo pH de los jugos gástricos de Josefina y sentados alrededor de una mesita, un anciano de chalequito, y un hombre con túnica y barbas muy al estilo del Antiguo Testamento. Jugaban pókar con una baraja de viejas encueradas alumbrados con una vela que sólo dios sabe de donde sacaron, y que sólo la vírgen sabe con que la encendieron. Pues además de la mesa y la baraja, esos hombres no poseían otra cosa. (La baraja puede que el viejito la cargara en el bolsillo de su chaleco, pero ahora que lo pienso, ¿Cómo chingados se hicieron de una mesa en el interior de una ballena?)
Al verme llegar, el anciano se puso de pie, y tomó el candil. Se acercó lentamente y estiraba la improvisada lámpara a dónde yo estaba.
-¿Eres tú, hijo mío?-
-Chale, pues la verdad, mi apá no está tan decrépito, don. Sin ofender. A ver, déjeme adivinar, anda usted buscando una marioneta y un chapulín que habla, y el señor de allá atrás se llama Jonás.-
-¿Los has visto? ¿Has visto a Pepe y a mi hijo?.-
-Niguas.-
El lugar se estremeció. Vimos como se elevaba la campanita. (La de la ballena, que el hada no aparece en esta historia, o al menos no todavía) Josefina tuvo un par de arcadas y luego nos vomitó a Jonás, al anciano carpintero y a mí en medio de una multitud de camarones y larvas de cangrejo a medio digerir. El ácido clorhídrico del estómago del animal, que curiosamente a mí no me hizo el menor daño, desintegró las prótesis que había venido usando como salvavidas, así que esta vez quedé completamente a la deriva.
El anciano y el hombre se perdieron entre las olas. Yo nadaba de a perrito (misma posición que Carmen decidió adoptar la segunda ocasión que me pintó los cuernos) y el sol me miraba con su cara de lactante mientras balbuceaba algunas tonterías. Un cangrejo que se llamaba Sebastián me dijo que bajo el mar había bailarines que eran delfines, pero la falta de órganos de respiración subacuática, del tipo de las branquias, me hicieron declinar la invitación del crustáceo parlanchín.
Pronto me rendí, dejé de perrear (de nadar de a perrito, que no estaba de ánimos para bailar reggeatón) y me entregué a la corriente (marina). Desfallecí y la oscuridad se apoderó de todo.
Cienfuegos despertó en una playa virgen de blancas arenas y aguas turquesas. Aunque después de un rato se dio cuenta que no era tan virgen (la playa, que el grado de nubilidad de Cienfuegos no estaba a discusión) ya que por ahí andaban Robinson Crusoe, Tom Hanks en alguna de sus malas caracterizaciones, Gilligan y compañía y todo el elenco de Lost. Obviamente también algunos dinosaurios que Cienfuegos no supo discernir si eran marionetas animatrónicas o bestias prehistóricas clonadas a partir de un mosquito cristalizado en una piedra de ámbar. Como llevaba puesto un traje de Batman (no que fuera disfrazado con baticapa y máscara con cuernitos, sino que llevaba puestas vestiduras propiedad del señor Bruno Díaz) decidió evitar a todas esas personas, que aunque serían cerca de doscientas, pues se encontraban solos en una isla, así que comenzó a caminar hacia la costa opuesta.
En el camino se encontró un pinche león bien zacatón, que padecía traumas y retención anal, complicada con encopresis por rebosamiento, además sufría enuresis nocturna y trastorno (etimológicamente es incorrecto decir “transtorno”, la palabra correcta es trastorno, pero “transtorno” tiene un uso tan universal, que incluso en libros y revistas científicas se puede leer esta ofensa al castellano) por déficit de atención e hiperactividad, con crisis de ausencia. (onda-espiga, onda-espiga podía leerse en su electroencefalograma.) Luego se encontró un espantapájaros que era estúpido hasta decir basta, increíblemente pendejo, taradísimo, bien idiota pues… tan pendejo era, que no se percató, como debió haberlo hecho (puesto que Batman es su némesis, aunque no hay regla que nos obligue a identificar todos los sacos de todos nuestros enemigos; aunque pudiera tratarse de otro espantapájaros, uno nunca sabe y menos con la sobrepoblación de espantapájaros, que se dice que en la Tierra hay uno por cada dos chinos y a esto habría que agregarle la poco probable pero no imposible existencia de espantapájaros de otros planetas), que el traje que llevaba puesto era de Bruno. Era pero tan teto, que su electroencefalograma, en vez de tener ondas y espigas alternas como el del león, sólo tenía trazos rectos, planos, como si tuviera muerte cerebral, como si estuviera lobotomizado, y hasta presentaba retardo del desarrollo psicomotor. Luego venía el hombre de hoja de lata, que éste lo que tenía era aplanamieto afectivo, una mente totalmente escindida. Todo le venía valiendo madres, era como un esquizofrénico, cortado de tajo de la realidad, muy parecido a como Cienfuegos estaba en ese momento. Era tan frío que la gente decía que no tenía corazón, pero si le hacías un electrocardiograma, pues no salía nada porque como el hombre era de hoja de lata, hacía mucha interferencia y aparecía un trazo caótico.
Cienfuegos pensó que para pocoshuevos (león), tenía suficiente con su amigo que se dejaba mangonear por la novia, para estúpidos (espantapájaros) tenía suficiente con la novia (la del amigo, que la de Cienfuegos sería promiscua e infiel, pero nunca pendeja) y para pinches esquizofrénicos (hombre de hoja de lata) tenía suficiente consigo mismo.
Así que decidí no hacer contacto con ellos, seguí caminando, como Lawrence de Arabia, a través de dunas que eran calles, y salían avispas que alguna vez fueron palabras, y mis manos aún eran de hueso, y el vientre de la Contessa sabía a pan, y eso ya lo sabían al menos otras dos personas. Traté de encender una fogata para pasar la noche, junté muchas ramas secas, e intenté hacer fuego con unas piedras sin éxito, pero al final todo arde si le aplicas la chispa adecuada. Me quedé dormido y tuve el mismo sueño repetitivo de siempre, la rana dardo que me entrega el premio Nobel ante Don Francisco, Juan Pablo II y el Ché Guevara, voy por los campos de fresas para siempre sobre los cuatro elefantes sobre la tortuga que canta “Clocks” y “Luces de Nueva York” mientras Lucifer tiende ropa en la azotea de mi casa.
Desperté antes de que saliera el sol, y con la plena seguridad, a pesar de que ya había visto lo contrario, de que estaba completamente sólo en esa isla-desierto y desierta. Abrí los ojos sin abandonar mi posición fetal de 12 semanas de gestación. Justo frente a mi vista, la fogata luchaba por no extinguirse y trataba inútilmente de alcanzar el cielo desgajándose en lenguas verdes, azules y violetas. Algo se movió tras la fogata, que de repente regresó a los ordinarios rojos y anaranjados. Me incorporé violentamente, tanto, que hasta me mareé un poco. Apreté los ojos un momento, y cuando volví a abrirlos, pude ver al emo que paseaba perros en el buque, acuclillado del lado opuesto de la pira. Se abrazaba las rodillas con las manos y me miraba con la apatía y la abulia que cualquier joven de este siglo XXI tiene en la mirada. Esta vez había algo raro. Llevaba una levita azul con vivos dorados y unas botas de equitación.
-¿Qué haces aquí?- Le pregunté, aunque realmente lo que deseaba preguntarle era porque me había seguido, si bien era absurdo, puesto que nunca estuvo dentro de Josefina, ni platicó con el titiritero ni el profeta.
-Aquí vivo. Este es mi reino.- Me dijo mientras sonreía, no supe si amistosa o burlonamente.
Luego todo me pareció muy claro, cuando recordé que en las noticias hablaban de los emos como si fueran burros con tangas brotando de las alcantarillas (algo muy extraño, pues) y que una de sus características era que tendían a aislarse. Pues ahí estaba, ¿no? Un emo en una isla.
Luego me dijo: -¿Tu quien eres? ¿Qué haces en mi isla?
Cienfuegos se confundió mucho. Realmente no sabía que hacía en la isla, y cada vez le flaqueaba más la seguridad al tratar de contestar quien era.
El muchacho sacó una hoja de papel y una crayola (ya sé que “crayola” es la marca, pero me vale madres) del mismo lugar de donde Geppeto sacó la vela y el cerillo para prenderla (sólo dios y la virgen saben de dónde). Me los dio y me dijo: -Dibújame un borrego.-
Cerca estuve de explotar en carcajadas. Pero me contuve y traté de seguir esta broma pesada (que para sueño ya no me gustaba, porque ni soñar que mis sueños duraran tanto, y además acababa de soñar mi sueño repetitivo [mucho más repetitivo incluso que las inflexiones de “soñar” en estos dos renglones], y no se sueña dentro de un sueño)
Tomó el crayón y, pensando en burlarse del muchacho, comenzó a hacer una caricatura grotesca de un emo, con su fleco exagerado, y dibujándole las piernas y los brazos y el tronco muy flacos, y poniéndole unos tenis vans, como los que el mismo Cienfuegos traía puestos. (a pesar de llevar un traje fino) Al terminar le entregó la hoja al morro, (al muchacho, que el morro de Moby Dick ya hace rato que lo dejamos atrás) que seguía en cuclillas y abrazándose las rodillas y con hastío y hartazgo en la mirada. Lo vio y no se rió, ni siquiera sonrió.
-¿Crees que soy un borrego?.-
Cienfuegos tragó saliva y adivinó que no había sido buena idea hacer eso. Después de todo, estaba en la isla del emo. Pero, ps como alguna vez le dijo la Contessa (la misma que ahora tal vez estuviera teniendo una orgía maravillosa) “A lo hecho, pecho”…
-Sí, creo que eres un borrego porque adoptas los usos y costumbres de otros sin cuestionarlos demasiado, los haces tuyos, y en tu afán de no parecerte a los demás, acabas siendo idéntico a otros.-
El chico abrió un poco los ojos. Al menos se le había esfumado la abulia de la mirada. –Tú no entiendes nada Cienfuegos. Crees que puedes ir y criticar a todo mundo, te sientes superior, pero eres puro pendejo, te la pasas discurseando que no quieres compasión, cuando todo el día mendigas un poco de atención y despiertas lástimas ajenas. Me dices borrego y mírate, vienes a mi isla con unos tenis vans iguales a los míos y a los de millones, con un traje igual al de Bruno Díaz y al de millones, con un corte de pelo igual al de tu hermano y al de millones, con un empleo igual al del montón de millones de mediocres con las aspiraciones truncadas como la inmensa mayoría de los mexicanos. ¿Y me dices borrego?-
Esta vez fue turno de los ojos de Cienfuegos para abandonar la displicencia. Le dieron ganas de explicarle a ese cabrón chiquillo que el usaba los tenis desde antes que se popularizaran, que el traje no era de él, y que normalmente no se vestía así, que estaba conscientísimo de ser un snob, que apenas dos meses antes llevaba el pelo a la afro pero tuvo que cortarlo, que el empleo era temporal y que de ningún modo tenía truncadas las aspiraciones. Pero no dijo nada, se quedó con la boca abierta, como si un bagre gigante e invisible se le hubiera atorado en el gaznate, sin dejar espacio para que las palabras brotaran, hirientes, como le gustaban. Y es que para que se hacía pendejo, si de todos modos eran millones los que llevaban el pelo a la afro, eran millones los que usaban vans en 1999 y eran millones los vestidos con un frac Dolce & Gabanna y eran millones los snobs autoreconocidos y millones también eran los que negaban tener las aspiraciones truncadas, cuando sabían perfectamente que estaban truncadas, derruidas y sepultadas.
Antes que pudiera desembarazarse, el muchacho ya había sacado otra hoja (ahora si había visto que el origen de las hojas era el interior de la levita) y se la tendía nuevamente.
-Déjate de estupideces y dibújame un borrego.-
Cienfuegos tomó la hoja y sonrió nerviosamente. No sabía porque, pero de pronto le tenía respeto al greñudito enclenque. –Tampoco tengo que hacer un autorretrato, ¿verdad?-
-Un borrego.- Obtuvo por toda respuesta.
Tomé la hoja, y opté por repetir la anécdota del conocidísimo cuento. Dibujé un rudimentario paralelepípedo en perspectiva, y le hice unas rueditas que simulaban ser ventanas. Regresé la hoja con el dibujo de una caja.
-El borrego que quieres está adentro, las ventanas son para que…-
-No mames. No me van a engañar dos veces con la misma treta pendeja…-
-¡Pues no sé dibujar un puto borrego¡.- Grité exasperado. -¡Pídeselo a Bob Ross o al Wuisho!
El emo se sobresaltó con mi grito y comenzó a sollozar. Me acerqué y le di palmaditas en el hombro. Pensé que hacer un chiste pendejo reduciría la tensión.
-Discúlpame, no sabía que fueras tan sensible del cutis…-
El bato me empujó y me dijo:
-¿Qué dijiste?-
-Que no sabía que fueras tan sensible del cutis…- Dije con la mejor de mis sonrisas idiotas.
-¿Sabes cuantos años tengo?-
-No, no lo sé. ¿Veinte?-
-Diez y siete.-
-¿Y?-
-Que dijiste “cutis” haciendo obvia referencia a la palabra “culo”.-
-¿Y? ¿Eres de la liga de la decencia y la moral?-
-No, hiciste un comentario con clara connotación sexual, mientras me abrazabas y tengo 17 años. Te voy a acusar de pederastía, corrupción de menores, acoso sexual e intento de violación.-
-¿Q… Que idioteces dices?-
Trataba de argumentar algo sensato cuando un ejército de naipes se apareció de la nada y me arrestaron entre el siete de diamantes y el as de picas. Las barajas se movían en hipnóticas ondulaciones, y entre pókares, veintiunos y conquianes me llevaron hasta un pequeño palacete de mármol rosa. Me habían puesto en un diablito (sin calaveras, porque a donde iba no necesitaba luces ni de stop ni direccionales) y atado con un arnés de cuero como a Hannibal Lecter. Me acomodaron en el banquillo de los acusados e inmediatamente apareció Oscar Pérez con un reloj Nivada, uno Rolex y otro Mido (era como de ocho centímetros de diámetro) que miraba nervioso. Estaba tan inquieto, que era evidente que el conejo iba bien cocodrilo de tanto perico. Todo mundo sabía que no era una blanca palomita, es más, era bien pantera, y se agarraba de su puerquito a los niños de la colonia. Eso sí, era bien perro para la portereada, y no dejaba llegar la pelota ni a la casa de las arañas ni a la de los topos. El caso es que trabajaba de fiscal en esa especie de tribunal.
En el banquillo de los acusados, que no era banquillo, si no banca, estaban, y en ese orden a mi derecha; Gloria Trevi, OJ Simpson, Raúl Salinas, Mario Marín y Uma Thurman con un vestido azul y un delantal y calcetas blancas. (persona real haciendo ficción en una ficción basada en otra ficción inspirada en una famosísima ficción) Pensé en que necesitaría un abogado, así que marqué a Jess, pero me dijo que no podía porque andaba defendiendo a House… así que llamé a Stark.
Llegó la reina, que era también la jueza. Era reina pero de las salsas, y no era La Costeña, era Celia Cruz (azúuuucar!!!!). Cantó “La vida es un carnaval”, “La negra tiene tumbao” y su parte de “Vasos vacíos”. Luego, se acomodo las enaguas, se rascó una nalga y se sentó en el estrado.
Yo estaba bien nervioso. Stark no se aparecía por ningún lado. Dijo Celia: -Chico, al meno uno de utede se va a queda preso hoy, poque no vine noma a lo pendejo… ¡Azúcaaaarrr!- Poco a poco exoneraron a la Trevi, que llevaba su porra que gritaba “te queremos gloria te queremos”, “gloria trevi no es puta”, “chinga tu madre aline, la tuya karina” y cosas así. Luego el abogado del Simpson bien verborreico, decía puras ondas de racismo y negros contra blancos, cuando la neta es que el cabrón ese se torció a su ruca sin importarle de que color era. Luego Raúl, que de ese ni se tardaron casi nada cuando ya iba de camino para su casa, y hasta le pidieron disculpas. Marín ya ni estaba cuando le tocó. Cuando fue turno de Uma, el alboroto se apoderó del recinto, Andrés Manuel, que estrenaba oficio como sombrerero, vociferaba que los sombreros eran de quien los trabajaba y se oponía a juzgar a Uma sin antes preguntarle a los cien millones de espermatozoides presentes en aproximadamente cinco mililitros de semen (una emisión, nocturna, como “La Movida”, “Mala Noche, No” o “Y Vero América Va”) o en todo el territorio Telcel.
Y voilá, al pensar en el territorio Telcel que se aparece el globo aerostático y me cuelgo de la escalerita de mecate. Al principio como que petardeó el globo, pero ya después se elevó por todos los cielos.
¿Qué pasó?.
Nada ¿Porqué?.
Porque gritaste ¡Por todos los cielos!.
Ah, es que les cuento un cuento a mis amiguitos, y me emocioné.
Pero si estás sólo.
Es que son Wily y León, mis amigos imaginarios.
¿No será Willie Colón el cantante de salsa?.
No, y ahorita que dices cantante de salsa, deja sigo contando la historia.
Entonces ya me voy.
Adiós, cuídate.
Si, ya compré unos diafragmas y espermicidas y en el hospital me regalan muestras de Post Day y de Alterno. (megadosis de levonorgestrel, mejor conocidas como píldoras de emergencia o del día siguiente)
Oye, pues las Post Day aquí déjalas. Igual te la tendrías que tomar hasta mañana, ¿no?.
Tienes razón. Oye, Cienfuegos… ¿En qué momento dejó de importarnos esta pinche infidelidad descarada?
A mí si me importa, méndiga. Ya me has traído chlamydias y gonorrea. Bueno, ya vete pues, que tengo que acabar de contar el cuento. Oye, ¿a quien mencionaste orita?
A Willie Colón, gordo…
(La interrupción es parte de la ficción, no que de repente se haya suspendido la historia)
Ah sí, y cuando el dirigible azul se elevó en el aire, a Celia la colega de Willie Colón le cobró vida el cabello en forma de serpientes venenosas, como si fuera el logo de Versace, y pude ver, desde lo alto, como Andrés Manuel dejaba su oficio de sombrerero, no sin antes ponerse un yelmo que tenía alitas en las sienes, y sacó tremendo alfanje de entre la sotana de uno de los cardenales que formaban el jurado alterno, y de un solo tajo decapitó a la reina de la huaracha. Los presentes enardecieron e inmediatamente nombraron a esa parodia de Teseo como el nuevo monarca y hasta le hicieron un santuario en Michoacán y otro en Morelos y otro en el EdoMex, aún en contra de PiedraÑeto.
Y a partir de ese momento se llamó Su Alteza Real, Peje Teseo I, y vinieron a la coronación Hugo Castro y Fidel Chávez, Inazzio Milosevic y Slobodan da Silva, Evo Bush y George Morales, y Nicolás Berlusconi y Silvio Sarcozy, y los duques y Fergie la de los Black Eyed Peas, y los condes y mi novia, y las princesas y las galletas y las infantas y Pedro. Todo el rancio abolengo europeo, pues, menos la Camila Parker Bowles (que se rumora es pariente de Peter Parker, porque está bien araña).
La Camila que si andaba en la fiesta era la polla de Gonzo, el de los muppets. (polla en su acepción de cría hembra del gallo y la gallina, y no en la pecaminosa acepción ibérica) Pues el caso es que quien conocía muy de cerca a la polla de Gonzo era la puerca Peggy, (y puerca por su condición porcina, no por conocer de cerca la polla de René o de Gonzo), quien por cierto es homónima de la pájara Peggy, la que salía en la carabina de Ambrosio salpicado de “te quiero”, hacer el amor con Gonzo, no, no, no… es como no hacer nada, falta fuego en la mirada… ¿Eh? Ah, si decía que la pájara Peggy y la polla Camila eran, dado su status de personajes gallináceos, buenas amigas. De hecho las dos trabajaban de teiboleras en el local de Mamá Gansa, una madrota acá de esas de senos enormes y lunar junto a la boca y cigarro con boquilla. Ya desde ahí les decían las chicks. (De pollitas, no “chics” de refinadas, porque la verdad es que eran medias ñeras y nacotas) Ellas eran, Camila de un pueblito cerca de Acaponeta en Nayarit y Peggy de Catemaco.
Camila era la clásica costeña y tenía su perro que se llamaba Pulgoso y se enamoró de un pato que era bien elitista, el pato la despreciaba porque se le hacía poca cosa. Le decía: -Camila, tu y yo no tenemos futuro, yo soy un pato de mundo y paso la mitad del año en el extranjero, y tú, aunque te sientas la mamá de los pollitos, estás condenada a pasarte la vida encerrada, calentando huevos.- Fue entonces que a la polla le nació la idea de meterse de puta, así que Camila se fue a talonearle a Bahía de Banderas, dónde estuvo ahí en un bule de categoría hasta que una vez hubo una redada y se llevaron presas a la mitad de las pirujas, que porque eran gallinas de Guinea y de Costa Rica (paisanas de Maribel Guardia) y al parecer todas eran inmigrantes ilegales.
Peggy por su parte provenía de una familia de gallinas negras dedicadas desde hacía muchas generaciones a la brujería y a cosas más densas, como el rito vudú y la resucitación de muertos en Haití. Pero Peggy nació rubia y ya desde ahí se vio que no iba a tener futuro en eso de las nigromancias, de grande se dio cuenta que las pitonisas, taumaturgas y hechiceras no le requerían sus servicios. Así fue como un día, vio en la tele a Walter Mercado, y se dio cuenta que ese estrambótico personaje de sexo indefinido e indefinible también era rubio y de todos modos era adivino. Así que llamó a la línea astrológica y le dijeron que tenía que ir a buscar su futuro a Puerto Vallarta.
Fue en Puerto Vallarta, en el malecón junto a la escultura de Neptuno, donde Camila y Peggy se encontraron. Peggy iba llegando de Catemaco, siguiendo las recomendaciones de los brujos cuánticos, y Camila andaba ahí recién despedida del Junior’s porque le había robado la cartera a un cliente. Las dos ojerosas y cansadas, desilusionadas de la vida. Se platicaron sus cuitas, y se hicieron buenas amigas. Luego Camila le habló al coronel Sanders, y éste ya las contactó en un burdel de la capital. En menos de dos meses, ya eran la atracción principal de Mamá Gansa. Ahí fue donde Camila conoció a Camilo, un alto funcionario de gobierno al que dicen que le engolosinan las pollas (lo que no se explicaron, y es que el señor este Camilo es de ascendencia española, si le gustaban las pollas madrileñas, o las pájaras Peggys, que ya dijimos que no, que se decantó por la polla Camila)
Pues ahí andaban Camilo y Camila en la fiesta baile y baile la de “Que nadie sepa mi sufrir” y la de “Dale a tu cuerpo alegría Macarena, que tu cuerpo es pa darle…” Y andaba también la pájara Peggy bailando rock and roll con César Costa, quien dicen que se embarazó de la pájara, y luego fue papá soltero. Ah, también andaban René la rana y Peggy la puerca, quien padecía frecuentes enfermedades de transmisión sexual y diario traía su leucorrea acuosa purulenta, fétida y viscosa tres cruces. Cuando se hacía el Papanicolaou, el resultado se lo mandaban en vez de en sobre, en una caja de archivo, y a los que revisaban las laminillas les daba gonorrea en los ojos nomás de observar. Tenía tanto desecho, que en vez de tampones usaba almohadas. Es más, su DIU estaba reportado como desaparecido desde hacía dos años, y eso que no faltó quien se ofreciera a quitárselo con la lengua. Además, como era muy alcohólica, pues diario amanecía cruda la puerca, así que tenía hasta cisticercos.
Y René que toda su vida fue adicto. Desde chiquito empezó a inhalar NAN 1, y hacía cigarros de lechuga desde los dos meses de edad. Cuando se hizo adolescente, se comía los hongos que le salían en las ingles, porque también era medio nasty, por eso se halló bien con la Peggy. El caso es que antes de cumplir los veinte, René ya traía coca de Colombia, y era adicto a la morfina. Estaban platicando con el Fozzie, que es de Mocorito, allá en Sinaloa. Y como el Fozzie es bien simpático, les pregunta: -¿Ustedes saben porqué Sinaloa se ve roja desde el cielo?.-
-Ha de ser porque son unos pinches jitomateros. Siembran tanto jitomate que hasta a las placas de sus carros tuvieron que ponerles el jitomatazo impreso.- Dice la Peggy muy estirada y con tufos vaginales.
-No, mi amor. Se ha de ver rojo, por los cultivos de amapola.- Dijo René mientras se imaginaba todos esos kilos de goma y se le hacía agua la boca y la canoa mirándole las nalgas a Rufus (y no Wainwright, que ese no hubiera objetado, hubiera aceptado y le cantaría “Froggy” Day)
Fozzie se carcajeó. (y no por lo de froggy, que el no puede percatarse de las acotaciones como ésta) –Guaca, guaca… Ninguno acertó, está rojo por la sangre de tanto asesinato.-
Camilo, el novio de Camila, que ya dijimos era alto funcionario del gobierno, alcanzó a escuchar y le dice: -Señor oso, aunque sea usted primo hermano de Yogui y el osito Montes, hijo bastardo de Tohuí, o aborto del osito Bimbo, no tiene ningún derecho a hacer bromas respecto a la intensa lucha que mi amigo Felipe encabeza en contra del narcotráfico.-
-La encabeza pero desde su oficina, guaca, guaca... Debería subirse a una patrulla el méndigo zacates, pero ha de ser más culito que el león ese amigo del espantapájaros y el hombre-lata… guaca, guaca…- Dijo el insolente oso.
En eso se aparece un comando a las órdenes de Martita y se revientan al pinche oso payaso con una ráfaga de AK47s, R15s, SIG44s y M16s… Que barbaridad, salpicaron de borra (o estopa, o sea de relleno de muppet) a todos los presentes, no quedó ni cagada del osito. Y que se chingan también al titiritero que movía al Fozzie. Llega Condorito y como él es un zopilote sudaca, se empieza a comer al marionetista.
Ya nadie se atrevió a decir nada, y todos apoyando la guerra contra el narcotráfico, hasta René que era dealer de todos los niños bien de la capital. Les traía coca colombiana y coca gringa, una roja y una blanca, aunque como todos estaban anoréxicos, bulímicos y distímicos, pues tomaban pura coca light, entonces las dos eran blancas, la colombiana y la gringa. ¿Saben quien no es colombiano? Carlos Fuentes. La verdad es que nació en Ciudad de Panamá, porque ahí estaban residiendo sus padres, andaban en unas ondas diplomáticas. Otro que pensaba que es colombiano y también es mexicano es el Celso Piña, que por cierto andaba ahí en la fiesta, junto con Blanquito Man, el bato de las rastas (que el peinado en sí no se llaman rastas, sino “dreadlocks”) rubias. Y pues que se arranca con El Tren…
-Y dale duro al rockabilly mister cumbia man, rock steady latino mister cumbia man, dale duro al acordeón…-
¡¡Y madres!!De repente la fiesta se ameniza melódicamente con un duelo épico de acordeones bien elevadísimo… El Celso representando la cumbia y la Julieta Venegas defendiendo el orgullo tijuanense, y el gordo Ramón Ayala que ni se le veían los dedos y el Yann Tiersen con el acordeón ese redondito… Toda la concurrencia le cayó a la pista y se soltaron con sus mejores pasos, se hacían rueditas alrededor de los que mejor bailaban, Homero y Morticia Adams, y Roberto y Mitzuko y Chayanne y Vanessa Williams. Y luego duelo de rastas (dreadlocks, pues) comenzando con el Blanquito Man, y había que sacudir la cabeza sin que se cayeran de lo podridas, luego pasó Bob Marley, y Jason Castro el de American Idol y Hermes el de Futurama y el vocalista de Gondwana, y luego Paquita la del Barrio Bravo de Tepito, les cantó una canción. –“Rasta de dos patas, te estoy hablando a ti…” Todos bailaban coreografías elaboradas, con muchos arabescos, acrobacia aérea y cargadas… Pura composición bien complicada de cuarto grado de dificultad por el tipo de “Payaso de Rodeo” y el “Aserejé”. Luego bailaron “La Bala” y hacían bromas de la canción con los casquillos que quedaron después que se quebraron al oso.
En eso llega Stark el abogado cacarizo y empieza a preguntar por Cienfuegos, y es hasta ese momento que todos, incluyendo el autor, se dan cuenta que el puto personaje principal ya tiene perdido un buen rato y nadie le había echado de menos. Y Stark sólo porque cobraría honorarios, sino, también le valdría madres.
Lo bueno es que he venido haciendo trampa, y seguramente todos se dieron cuenta ya, que alterno la primera y la tercera persona, (de hecho ya lo mencioné con lo del Doom y el narrador) así, de repente, paso a la primera persona, e inmediatamente me vuelvo a encontrar sobrevolando en el globo azul, viendo la fastuosa fiesta que tiene lugar a mis pies. Como me da hueva inventar una historia paralela, decido desinflar poco a poco el aerostato y desciendo al convite. Que al cabo la cabrona de la Celia ya murió cual camarón a la diabla, descabezada y enchilada.
Pues al ingresar al salón, toda la gente me aplaude y me saluda con inclinaciones de la cabeza. Lola, Abelardo y Pancho me ofrecen canapés y algún trago barato. Don Francisco platica con Cristina Saralegui y Emilio Estefan. Condoleeza Rice faja con Barak Obama (que es más escandaloso y morboso para mí, este sexo interideological, que si fuera interracial) en un rincón oscurito (como ellos). Y Uma Thurman se abre paso entre la multitud empujando un carrito que lleva encima un pastel enorme. Del interior sale Madame Mamá Gansa, y de su escote sale Campanita, el hada de Peter Pan (que por fin aparece en la historia), quien se quita una de sus pantuflitas y vierte lo que parece ser talco Mexana (Tal vez Campanita padezca de pie de atleta, que se contagia al pisar en sitios previamente contaminados, y Campanita no pisa, puesto que vuela y además es virgen, aunque a veces se masturba con un granito de arroz) en un pequeño espejo. Se aparece Joaquín Sabina que sale de entre las faldas de la que reinaba detrás de la barra del único bar que había abierto, toma talco humedeciendo la punta de su dedo meñique y se lo lleva a la boca.
-Es buena.- Sentencia. –Adelante.-
Campanita revolotea con el espejo circular entre sus manos, como si fuera (por las proporciones métricas) una gran bandeja y la coloca al centro de una mesa larga donde están sentados desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, pasando por la extremaunción y la Extremadura:
1.- Carlos Salinas de Gortari
2- John Lennon
3.- Pancho Villa
4.- Amy Winehouse
5.- Zamorita
6.- Tomás Alva Edison
7.- Pedro Almodóvar
8.- El Fauno (de El Laberinto del Fauno)
9.- Sabrina Ferilli
10.- Brooke Burke
11.- Dra. Addison Montgomery
12.- Chayito, la fondista senil que es voceadora (no vende fondos y calzones en el tianguis, es corredora y no de bolsa, sino de carreras, y no confundir su trayectoria en el voceo con alguna de boxeo)
En la justa mitad de la mesa, y al centro de tanta celebridad, el mismísimo hippie super mega buena onda (tan buena onda como las chicas Lavalle), hipercool, propietario de cadenas de marketing para productos indie, inventor de las galletas de la suerte que no son chinas y de los nachos que no son mexicanos, propietario del catálogo musical de The Beatles, príncipe de la nación más rica del mundo y artífice (y por lo tanto cobrador de regalías) de la fotografía del Ché, que dicen es la segunda más vista en el mundo, sólo por debajo de la suya propia, el mismísimo Jesus Cristo de Nazaret, hijo de José el carpintero y de María la cardadora (que al igual que Gonzo, y César Costa, sentía cierta atracción enfermiza por las aves).
Pues el caso es que el Santo Cristo sacó su tarjeta de crédito, una navaja de afeitar sin usar, y empezó a maniobrar el material que le dejó la Campanita. Cortaba y cortaba, y cuarteaba y cuarteaba y partía y partía, y sacaba bien muchas rayas, y bien muchas líneas, y bien muchos strikes, y las empezaron a repartir entre el público asistente. La pinche Amy hasta se le salían los ojos y repartía una raya, y otra se la metía, le daba otra a alguien, y otra se la metía. Chayito ya bien loqueada se agarró corriendo a madres por todo el lugar, así dando vueltas en círculo como desquiciada, y Pancho Villa soltaba disparos al aire y Pedro Almodóvar se agasajaba con el Fauno, y Salinas con Adelita Noriega. Una bacanal orgística. Y el Cristóforo nomás fumaba su chora interminable junto con Jis y Trino y la vaca Juana y el Santos y la Tetona Mendoza. Entonces se puso de pie y con su cayado de la aorta separó al grupo en dos. Y dijo:
-En verdad yo os digo, que la coca que acabáis de inhalar, revelará en las personas a mi diestra sus verdaderas personalidades, y les tumbará las máscaras y las hipocresías.-
Y la puerca Peggy se transmutó en la Beba Galván, y el Fauno en el Dalai Lama, y así hubo muchos cambios. Luego Jesús pidió silencio y otra vez alzó su palo.
-En verdad yo os digo, que la coca que recién habéis esnifado, cambiará por completo la personalidad de las personas a mi siniestra, y acabará con sus miedos y frustraciones.-
Y Amy Winehouse se convirtió en la nueva Aretha Franklin, Billie Holliday y Cole Porter y Charlie Parker y John Coltrane, todos juntos, y Gonzo en un corredor de apuestas y la rana René cayó contorsionándose al suelo, y de tanto que se golpeaba se le arrancó la piel, y eran dólares en efectivo que la multitud trataba de arrebatarse como si se tratara del relleno de una piñata.
Quedó muerta, con las tripas salidas, con el hígado expuesto. Se acercó Cristo y le dijo: -René, levántate y anda.-
Y René se levantó desollado por ser René, desollada por ser rana. Y ahora era de un color rojo encendido, y la cabeza le latía pulposa, como un dulce de tamarindo, los ojos desorbitados, con esa cara de anencefálico que tantas pesadillas me causó. Trastabilló un poco, y luego parecía que no estuviera desollada, sino que toda la vida su piel hubiera sido roja, y decía calumnias de unos, y difamaciones de otros, y así se paso como ocho horas maldiciendo maledicencias, murmurando murmuraciones y exagerando exageraciones. Se convirtió en una rana venenosa y se puso un tarboosh y una túnica marroquí y unas babuchas de esas de punta enroscada como las de Aladino. Subió al estrado y dijo que iba a entregar, como cada año y con la honrosa presencia del cadáver del último Papa muerto, el Premio Nobel de Medicina y Literatura, a un hombre que había desarrollado una carrera exitosa en todos los ámbitos, que era ciudadano ejemplar y motivo de orgullo para su nación y de admiración para sus conciudadanos. Yo empezaba a inflamarme de orgullo y lamentaba no llevar unos zapatos decentes (Ferragamo, Blahnik, West, Ford) en vez de los ridículos tenis de skate que traía puestos.
Se acerca un interventor de la Secretaría de Gobernación (un pendejete que hasta ese momento se había dedicado a cargarle el neceser a Camilo) con un sobre de filito dorado y cerrado con un sello de cera, con el anillo de El Pescador. (pero no el papa, sino Juan el pescador, el de la canción de La Sonora Santanera).
René en su papel de rana dardo marroquí abre el sobre muy ceremoniosamente y dice:
-And the Nobel goes to…-
Y yo volteaba y sonreía con falsa modestia a mi alrededor, a todas las personas, así que me cayó como una cubetada de agua fría en el desierto de Sonora cuando escuché…
-the emo guy!!!...-
¡No mamar! Yo bien desconcertado… Después de haber ocurrido exactamente igual (bueno, hasta la parte del sobre, que de ahí para atrás, todo era nuevo) miles de veces, ahora salían con la guarrada de que el premio no era mío.
Y ahí venía la lombriz encopetada esa… tan arrogante, tan mamona…
-Pe… pe… pero es mi premio…- Dije totalmente perplejo.
El usurpador subió al templete a recibir el premio de manos de la rana, y al terminar de dar su discurso de agradecimiento (bastante parecido al mío) se abrió la levita de repente y aunque yo pensé que haría un acto de exhibicionismo mostró ante toda la concurrencia sus bolsillos repletos de dinamita, trinitrotolueno, barrenos, bombas molotovs, artefactos explosivos en base a látex, detonadores, interruptores, y dispuestas en abanicos excéntricos y centrífugos, miles de jeringuillas llenas de talio, estricnina, paraquat, plaguicidas organofosforados, cicuta, láudano, cianuro, arsénico, toxina botulínica, tetánica y diftérica, de alacrán, de viuda negra y de víbora de cascabel, cultivos de bacillus anthracis, escherichia coli enteroinvasiva, yersinia pestis, rickettsias de las que dan fiebre manchada de las montañas rocallosas, virus de la encefelatis espongiforme equina y también del transmisor del mal de las vacas locas y virus del Nilo, y del que ocasiona el SARS, el ébola, y el SIDA entre otras ponzoñas y venenos menos populares.
El capitán alto, barbado, musulmán de turbante azul con gorro turco (tarboosh) y pasamontañas con cresta lo acompañaba. Yo creo que él era el acompañante por ser musulmán y para que el público entendiera que eran terroristas.
El emo paseador de perros terrorista principito Saint Exúpery se acomodó el flequillo que le picaba los ojos de cuastecomate. El performance de mimos, zanqueros, malabaristas, monociclos, tragafuegos y fieras entrenadas no se detenía. Como si estuvieran en complicidad con el atentado. Habló, según dijo, en nombre de todos los arterroristas.
(El arterrorismo es como se le denominó a un conjunto de movimientos violentos que protestaban las opresivas políticas de gobierno por el año de 2048.[No intenten sacar cuentas, yo tampoco entendí eso de que ayer era 2008 y ahora esto]­ Después de la Tercera Guerra Mundial, Estados Unidos se encontraba bajo la dictadura de un ancianísimo actor de cine de apellido impronunciable, que se rumoraba se conservaba vivo mediante el uso de un coctel de hormonas intravenosas, las que también le ayudaron a recuperar un grotesco cuerpo musculoso, el mismo que lo llevó al estrellato cinematográfico en los 90’s. Este hombre era llamado por el senado gringo, el extranjero más patriotero. El caso es que, con una política ridícula de expansionismo la cual aprovechaba el mínimo pretexto pendejo para atacar cualquier nación, tenían ya conquistada la mayor parte del mundo, o destruida, invadida, ultrajada, violada y despojada. Se había impuesto un toque de queda mundial, lo que llevó a una saturación del sistema penitenciario. Más de la cuarta parte de la población estaba dentro de alguna prisión. Cualquier manifestación ideológica era reprimida. Esto ocasionó el surgimiento de los arterroristas, grupos en un inicio pacíficos, que al ver que sus peticiones eran ignoradas y después de la matanza indiscriminada de varios grupos de miles de manifestantes, decidieron abandonar la vía del diálogo y quedaron dispuestos a esparcir el miedo con algún toque de sensibilidad artística y humanismo filosófico, ambas cosas completamente incomprensibles para el guiñapo que gobernaba el mundo en ese entonces. Cada quien había adoptado sus propios estilos y así había grupos como Los Ultradalís, Los Contemplosivos, Los Popabombers, La Guerrilla Retrokitsch, La Extrema Impresión, Los Darkricales Fundambientalistas, El Frente Romántico Armado, La Patrulla Cubista-Dadaísta, El Escuadrón Neoclásico, y el más temido, violento y hermoso de todos, La Gran Compañía Surrealista.)
-En nombre de Sendero Surrealista, herederos oficiales de La Gran Compañía Surrealista y de todo el gremio de arterroristas, declaro boicoteado este evento.- Dijo el galardonado.
-Creí que nos llamábamos “Surrealismo Luminoso”, señor.- Interrumpió el árabe de tres sombreros.
-Ahora no, Muhammed Adalid Mummab, estamos en medio de una ceremonia.-
-Alto.- Dije, tratando de hacer tiempo, y ver si así alguien se daba cuenta del error garrafal cometido y se rectificada la entrega de mi reconocimiento. El conflicto interno que había surgido era la ocasión perfecta para interrumpir.
-Yo también tengo algunas preguntas. ¿Cómo te llamas?.-
La lagartija delineada me miró con sus ojos de reptil.
-Sabes como me llamo.-
-No, la verdad es que no lo sé. Sé que Kinky y Roncho y Panxiny y Piojo y Gato y Mosh y Pancho Villa y Chabelo y Marcos y Twig no son tus verdaderos nombres. Quiero que me digas como te llamas, como dice tu acta de nacimiento.-
Crispó las manos, por primera vez desde que lo vi en el barco estaba excitado.
-¿De verdad se equivocaron al entregar el premio, Cienfuegos? ¿En verdad no soy yo el que lo ha recibido cada vez que tienes este ridículo sueño? ¿Ciertamente no te has dado cuenta? ¿Qué yo soy tú, que tu eres yo? No como Brad Pitt y Edward Norton en El Club de la Pelea, no como Bruno Díaz y Batman, no como Mr. Hyde y el Dr. Jekyll, no como el Botija y el señor Barriga o como Buda y Mahoma y Cristo y Quetzatlcoátl. No. Es más sencillo que eso, mucho más complejo.
Activó uno de los detonadores que estaba adaptado para retardar los otros y así conseguir una explosión más uniforme. Pues el caso es que el muchacho este debió estar asesorado por las huestes de Napoleón (no Bonaparte, sino el líder sindical de los mineros, así como la “sensual” Gordillo “es lideresa” de los “maestros”) porque la explosión fue hermosa. (contrastando con la profesora anteriormente mencionada).
Primero un resplandor nace en el cinturón mismo del morro… como un flash pero mil millones de veces más poderoso. Inmediatamente después, cuando todo se ve inundado por la luz blanca, como una fotografía muy expuesta, el tiempo parece detenerse, quedarse suspendido unas fracciones de segundo, luego el destello te ciega completamente, no ves nada. El ruido ni se escucha. La onda de choque viaja más rápido que la onda de sonido, y ya destruyó tus tímpanos para cuando el retumbo logre llegar a ellos. Un calor abrasador. Tal vez toda la vida estuve equivocado y en estos momentos voy ingresando al infierno que resultó que si existía. Pero no, el calor se disipa y la luz se extingue poco a poco. No queda nada. Absolutamente nada. Ni el salón, ni la fiesta, ni los acordeones, ni el casco con alitas, ni el cadáver del muñeco, nada.
Suspendido en medio de nada, no soy ni siquiera partículas, ni siquiera energía, no vibro, no emito calor, no soy electromagnetismo ni radiación. Pero puedo identificar la presencia del que se dijo jefe de los arterroristas, que tampoco a estas alturas es materia ni energía. No tiempo, no espacio. Esto debe ser la eternidad y me empiezo a aburrir. Nos fundimos en una sola esencia. Ahora soy uno otra vez, pero enriquecido, soy todo, soy nada. Listo para la nueva precipitación. La alquimia superior.
Quedaré aquí limbificado hasta que alguien me llame, me invoque con los conjuros adecuados. Tal vez responda a un llamado a Lucífago, a Astarot, a Fleuretty, a Sargatanás, a Santanachia, a Babatis, a Glasyabolas o a Sataniel y me manifieste en medio de un aquelarre como un gran chivo de cuernos retorcidos, ojos saltones y furibundos que chispean de rabia y resentimiento, mientras resurjo todo de nuevo, exploto en una masturbación primordial, aquella que desde el falo todopoderoso da origen a un nuevo universo, o tal vez cree un mono de barro, o tal vez lo decida todo en un consejo de entes etéreos, pero eso es casi imposible, porque los entes etéreos, cuando están cerca de otros, acaban fundiéndose y siendo uno solo. Tal vez opte por el panteón griego, ahí donde son tan disipados, y me haga asiduo visitante de Baco, de Hades, de Afrodita, de Sofía, de Zeuz, de Cronos, de Poseidón, de Gea.
Alguien me invoca, alguien está llamándome, me condenso en una nebulosa fluorescente y viajo a velocidades suprafóticas, me impacto de frente en ese fiambre que está en la cama. Hoy seré otra vez. Ya se despierta. Ya me despierto…

16 comentarios:

Minerva dijo...

Omg I'll be back, no tengo tanto tiempo para bloggear el día de hoy hehe. Besos infernales.

Unknown dijo...

estimado don conde: creo que es un post como para imprimirlo y recapacitarlo en mi casa. y darle unas tres lecturas todas las noches antes de drogarme para estudiarlo y dejarle un comentario inteligente como los que deja en mi blog personal, bueno este es el primer comentario del primer lecturon que traduje:

los hipopotamos no duermen con condes, es como si los nazis durmieran con judios...

¿el joyero que te roba es chilango?

y creo que esta enamoradisimamente empanochado de la novia de Roncho por que recuerde que polos diferentes se atraen chingosisimamente.

sandraaaaa dijo...

ay ay ay ay ay
kise
pretendí
aspiré a leerlo pero creo que aqui el que pretende dejarme ciega es ud con tanta letra...
tendré que leerlo en abonos chikitos para que no me apliken mas graduación en mis lentes por andar de metiche leyendo blos'

eso me pasó por leer las mil y una noches....

:(

p.d. trabaj-aba hehe en oportunidades, pero ud no diga nada o tendría que matarlo y pues sería una lástima porque creame que su bló me gusta y paso seguido a ver que escupen sus dedos....

p.d.2. escupir venenadas, no sé porque me encanta, aunque no sea en lugares concurridos...

kharma kharma, tu no has visto naaaaada!!!

saludos de regreso!!!

Jøëy dijo...

Wey... ya no bebas.

Yo quiero ser de la Guerrilla Retrokitsch cxx!!!

Me voy... y ni modo, tendrá usted que volver a cambiar mi link... es eso o mandarme al demonio.

Saludos!

Said dijo...

Interesante tu sueño... sueño? Nah, como que no te creo... mejor presta pa andar igual...

Saludos.

Antonio dijo...

Es muy importante que recupere usted el escarabajo, de no ser así no podrá colgarlo del craneo del esqueleto que esta en el árbol y no encontrará el tesoro.

Por lo demás, le confieso que llegué como hasta la mitad, voy a regresar en la semana y lo terminaré de leer... definitivamente lo que sucede en sueños es muy interesante, máxime cuando se ve que es usted muy ilustrado y tiene tela de donde cortar...

Saludos!!!

Alter Ego dijo...

Felicidades por éste carnaval de letras que de forma quizá involuntaria hace una perfecta alineación zodiacal con la rola del Jardin...

...Bueno, me tendré qué levantar para rascarme una nalga después de leer "tanto"...


a webo!

jess dijo...

Wow mi estimado ex conde!!
Ahora sí que me sentí como en el país de las maravillas….. nomás que sin el conejo… o el conejo era parte de todo…. Jaja.
Nunca he leído a Poe caray!! Sé que es una blasfemia, pero tengo como 115 libros en la lista, y ahorita estoy ensimismada con Vecinos Distantes para luego pasar al plato fuerte (La Región más transparente) y con un sutil postre de Benedetti (Vivir Adrede), aunque he de confesar que a éste le doy un mordisco cada noche jiji……
Oiga, por eso no me gustan los de 17, ve nomás cuanta agresión?? En cambio, al cruzar la frontera de cristal… esa que separa la capacidad de ejercicio de la patria potestad, pues como que se vuelven más interesantes y no tan guarros jajaja…… y obviamente, no me piden dibujar borregos……
Arggg…. Llegué a la parte de Alicia, jaja, sorry si escribo este comen mientras voy leyendo, pero odio que se me borren las ideas, si lo hubiera escrito al terminar de leer, no podría abarcar bien todo lo que quiero…. Y ya ve como soy de obstinada pues… por eso tengo clientes obstinados…. Ja, sí hombre, ese House me hará multimillonaria…. (gracias por incluirme…. Primero me comparas jaaaa con Satine, quiero decir, Nicole…. Oh diantres, ya formo parte de tus ficciones dentro de ficciones!!!!!, pero a lo que iba jaaaa, gracias por la publicidad).
Y qué diantres! Dónde quedó la gallina que cruzó el camino!!!
¿Pancho Villa y Salinas en la misma mesa???!!!! No conde, y Fabrizzio onde quedó….. y usted!!! Y Willy y León, eran invisibles y veían todo lo que usted, y nomás usted podía verlos????
El emo guy, el ganador del premio que le ultrajaron, era el mismo cuate que quería su dibujito arcaico de un borrego? O al que le cedió usted su segundo boleto al circo-barco….
Oiga… primero todo se reduce a una oscuridad y al final a nada… y luego despierta… ese despertar es el big ban?......
Esa es la idea científica me parece no? Primero nada, luego una gran explosión, luego agujeros negros tragándose y tragando todo alrededor al por mayor, para volver a compactarse, y estallar nuevamente..... estallar como usted con la tinta.... o teclas (de las de la compu)....

De pie por favor.
(ovación para usted).

Grifit dijo...

o my fucking gore....
te juro que lo intenté... pero fue mucho, mucho....
sorry
pero me gustó mucho cuando hiciste mencion de los personajes de Poe

vergudo-82 dijo...

jajaaja ora si te pasaste de cabrón, no mames qe buen debraye con los muppets y sinaloa jajaj toda una pinche enciclopedia wikipedia de cultura pop en 1 solo post, tienen razón, tendré qe leer en varias semanas

RQx Cienfuegos dijo...

Antes que nada, quiero decir que los comentarios recibidos en este post me han sorprendido sobremanera... Quien pensè que leerìa no leyò, quien pensè que no leerìa, se lo chutò todo... Jaja... Me gusta, me gusta...

psylocke:
caile, pues...

wuisho:
es ustè libre de hacer lo que se le antoje con el post... y lo de los hipopòtamos, no es que de repente me haya vuelto zoofìlico, es que andaban ahì en el jardìn en el que amanecì, o sea despertè con ellos del verbo "cuando abrì los ojos, ahi andaban", no del verbo "les proporcione orgasmos la noche anterior"... Chido por el borrego, se agradece... (y no me hago pendejo con lo de la novia, es que tal vez tenga razòn)

sandrita:
esta es mi venenada mayor, y no sabe como disfrutè escupiendola... pa l'otra traiga sus lentes!!!

joey:
pots... ok... ahi lo cambiarè cuando esta porqueria me deje acceder... la guerrilla retrokitsch està reclutando miembros...

said:
jajajajajaja... (la rolo por debajo de la mesa)

antonio:
hasta la fecha, no estoy ilustrado... pensaba hacerme un tatù de una caña de bambú que representara mi columna vertebral enferma,pero (eh? aaahhh... ilustrado!... ya)

k+da:
carnavalesco el asunto, ah? y màs con esa pinchi Celia... si se pellizca las nalgas en repetidas ocasiones se le pasa la entumiciòn màs ràpido que sòlo rascàndolas... Y la alineaciòn cosmogònica con la rola no fue para nada involuntaria... harto voluntariosa la mèndiga...

jess:
(caravanas) gracias, gracias... esperaba una interpretaciòn numerològica... no serà mucha molestia???? jajaja... no se crea... grazzie por leer todo...

grifit:
los personajes de poe aparecen todos en el primer pàrrafo... me hago una vaga idea de hasta donde llegaste... jajaja

ulis... mmm...verdgo-82:
Jaaaa!! finalmente!! ha usted captado la esencia de este culebròn... no es un sueño àcido, ni un viaje mariguanesco... es una oda a la cultura pop... como pretende serlo todo este basurero de blog... se ha ganado ustè el dìa de hoy mi absoluto respeto... (no que antes no lo tuviera, sino que... bueno... whatever...)

Akane dijo...

bomba atomica

alicia en el pais de las maravillas, pero y alice in chains?

te falto el dark side... ese si no te lo perdono. ... o si estaba? o no estaba pero yo lo meti?

Emo con un novel? hasta donde hemos llegado *hace cara de puchero*

me sales con cada cosa
y te defraude tarde dos dias en leer el post u.u

clamidia gonorrea? 0.0

bombas con agentes biologicos?
x.x tu en verdad no nos quieres verdad?

jess? yo siempre eh dicho que es abogada del diablo xD

wuisho lol

los muppets nunca me gustaron

emo.. yo tengo las fotos para demostrarlo xP

arteterrorismo, make love not war, right?

oye el titanic es la onda n.n

ete pot es como uno de esos orgasmos revolcadores (k)
-gracias

Akane dijo...

este* post*

asssh mis dedos y mis manias de no releer xD

El Gallo de Jalisco dijo...

Que puedo decir que no le haya dicho ya "personalmente" (por el messenger)?

Pinche Conde (con todo respeto).. quisiera fumar de lo mismo que ud fuma..

Ah.. y esos tarboosh son "la onda" en el malecón de Puerto Vallarta, durante una noche de año nuevo...

P dijo...

Aborrezco a los spammers.

Club Atletico Klandestino dijo...

Perdon bato, soy un culero, pero no tiene un abstrac de su post, es que me marearon tantas palabras y como soy un pendejo despacito pos no me doy abasto pa leerlo todo (aparte aqui mi chamba no tengo tanta chansa pa leerlo)